Soy un hombre nocturno, por lo que levantarme a las 5:30 de la mañana es un sacrificio, equiparable a ceder un riñón a un desconocido o no resignarte a que tu país caiga en pedazos. Después de conectar el proyector, las bocinas y sintonizar Nasa.tv, observé el transbordador Orion y quedé maravillado, no sólo por su tamaño, por las ondas de humo que destilaban los propulsores o la gente, across the bay, esperando el momento en que la blancura de los cohetes estadounidenses con el naranja que caracterizó a la carrera espacial rusa, atravesara los cielos y en cuatro horas inagurara una de las hazañas más importantes para el hombre, colonizar Marte, el planeta vecino.
Durante la transmisión, escuché la revisión de sistemas hasta culminar con el mítico "all Go" que significa que el estatus del cohete es positivo y pueden empezar la cuenta regresiva.
Los operadores determinaron que en cinco minutos despegaría, después que en 12, en 17, y continuaron aplazando el despegue, por la fuerza de los vientos y el clima, hasta que abortaron la misión pues la ventana de despegue se había clausurado,
Después de hacer un modorro berrinche y apagar el proyector, con la vista majestuosa de Orion, empecé el día.
Mañana, a las 5:30, volveré a encender la computadora, seguro de que si el transborador logra despegar, estaré atestiguando un momento histórico, tan grande como el despegue del V2 o la construcción de las tres carabelas que transportaron a Colón.
Mientras, les dejo esta Infografía Orion, en español, donde se habla de forma somera del transborador y sus alcances espaciales.
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