Este blog será el testigo del proceso creativo y, a la par, subiré los avances narrativos en entregas.

viernes, 30 de mayo de 2014

Inicio de Ndv (escaleta)

Capítulo 1: Mundo ordinario. Nostalgia y creación.
-          La madre está muerta.
-          Espera que Montse se conecte. Piensa en Rayden, en la idea que se le ocurrió hace varios meses, cuando llegó a México y vio más gente de la que estaba acostumbrado. No le convence.
-          Montse se conecta. Hay platica amorosa, Montse le pregunta cuándo regresa.
-          Matías piensa en regresar, busca vuelos y piensa en su rutina aeropuertaria (lo que se desplegará en los próximos tres capítulos: leer –Rayden-, subirse al avión y esperar –tedio televisivo-, cinturón de seguridad –plática del papá (le dice que como cuando eran niños, aunque no le gustaba, le enseñó a usar el cinturón de seguridad, y ahora lo usa siempre, lo que le salvó la vida en la adolescencia)- y despegar –NDV, acuario y Regina).
-          Recorre la casa. Ve las fotos de su madre y la recuerda-
-           
-          Sexo con Montse
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-          Espera para hablar con Montse. Lee lo que ha escrito de Rayden, el argumento. (máximo 6 páginas)
-          Matías Tiene nostalgia de Barcelona.
-          Ve Quantum Leap.
-          Lee la conformación de los personajes.
-          Plática con su papá de que haga algo de su vida.
-          Dispara el perfume de su madre y la recuerda
-          Lee Mailer, define la estructura televisiva. Anuncios.
-          Descarta la idea de Rayden, no es la novela que quiere escribir.
-          Escucha a su padre llorar. Decide quedarse.
-          Tag: Truena con Montse.
-          Conformo personaje. ¿Cómo es Matías?, cómo hacerlo encantador


Capítulo 2: Se hunde, crisis y respira.
-          Retrato de una obsesión, no deja de pensar en Montse
-          Deprimido. Ve la televisión
-          Ecfrasis durante un mes de X-men, al principio y al final (cuando se masturba); Armageddon, Rocky 4,
-          Fuma marihuana
-          Video de tortugas. Recuerda a su madre
-          Lee mientras caga ¿historia nostálgica o algo que de pie a NDV?
-          Sexo virtual con una ex compañera de la prepa
-          Revisa cuadernos I o II ¿?
-          Fuma marihuana para ocurrírsele ideas

-          Tag: Idea de NDV

Rayden (historia de la primera novela que escribe Matías)

Es de noche. En una alberca iluminada, Santiago, de 30 años, flota bocaarriba. Todo es silencio. Adentro, en la casa, una mujer se aferra a las sábanas en llanto contenido. El suelo está invadido de vidrios, una fotografía reposa boca abajo.
Santiago está en su cuarto, con la computadora encendida, sin poder escribir. Harto, sale de su casa, en busca de una historia. Recorre calles, inspecciona establecimientos, hasta que ve una mujer que camina por la calle, vestida con traje sastre, bolsa de y sólo un zapato. Intrigado la sigue y platica con ella. Las afinidades subyacen, sin saber que detrás de esa aparente casualidad se encuentra
Maia, 27 años, siempre quiso ser arquitecta, observa los edificios a la lejanía en la mañana. De pronto, un alarido. Camina agotada al cuarto de sus hijos, Mateo, de 4 años, llora, mientras Román, de 6, brinca en la cama. Maia arrulla a los hijos y prepara el desayuno para Omar, su esposo. Mientras desayunan, ella le pide que dejen a los niños un fin de semana con la vecina y se vayan de viaje. Él prefiere que los cuatro vayan de viaje. Omar se va a trabajar y Maia se queda en la casa. En la tarde platica con la vecina, le explica que la vida de pareja se ha difuminado. El sol cae. Es hora de bañar a los niños y acostarlos, antes de que llegue Omar. La regadera se escucha. Román observa en la puerta, y le pregunta a su mamá por qué hunde a su hermanito. Maia lo toma de la mano y lo sumerge en la tina.
            Marek corre por la selva, desesperado. Observa su piel, es blanco, moteado. Escucha voces, cada vez están más cerca. Gira y ve que un grupo de cazadores negro lo persiguen porque es negro y albino, una mezcla deleitable para los brujos que con su piel, huesos y sangre realizan pociones mágicas. Aún faltan kilómetros para llegar al siguiente poblado, su única posibilidad de sobrevivir.
            Una mujer trabaja en una fábrica maquiladora. De pronto, rompe en llanto, recuerda un viaje en tren. Una pareja joven y adinerada, acompañada por una niña de cinco años que juega con una muñeca, viaja en un compartimento. Salen de Beijing. Los acompaña una muchacha va a una cita de trabajo. Platican de forma amena hasta llegar a la cuarta parada donde los cuatro bajan del tren y se despiden. La joven regresa de su cita, la niña espera en una banca de la estación; la abandonaron porque en China sólo se permite un hijo y quieren un varón.

, donde el libro no sólo obedecerá a un hegemónico hilo argumental sino experiencias hiladas con diseminación narrativa

¿Para que escribir una novela si el mundo es una ficción? Vivimos en una realidad quimérica, sin que ello nos sorprenda. La causa, “Vivimos dentro de una novela. Cada vez es menos necesario que el hombre invente un contenido ficticio. La ficción ya está ahí. La tarea del escritor es inventar la realidad.” Declaró J.G. Ballard en su prólogo a la novela Crash. Reecribir la realidad es la función; la forma, despojándonos de ella. Ir más allá

El fin de la humanidad se acerca y nos alegramos por ello.

            En 2053, nace el humano número diez mil millones. No hay nada que celebrar. Los recursos materiales se están agotando; la naturaleza ya no puede soportar los acechos de nuestra especie. Los veinte países más ricos (Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, España, Portugal, Australia, Japón, Rusia, China, Brasil, India, Sudáfrica, Egipto, y Canadá) se reúnen para decretar sobre su supervivencia. Deciden recabar provisiones y asolan a las poblaciones más indefensas. En un asalto despiadado, los animales son confiscados, los sembradíos retenidos y el agua dulce, el mayor bien, es reencausada para abastecer a los países más poderosos del mundo. Durante tres años la desigualdad es insufrible, por lo que la gente más pobre decide enfrentarse con los dueños de las provisiones. Comienzan en pequeños poblados y puertos marítimos, hasta llegar a grandes ciudades e invasiones entre los países. En pocos meses se desata una guerra civil a nivel mundial.
            El G-20 utiliza su ejército y armas innovadoras para contrarrestar el caudal de indigentes transmutados en reclutas. En cruentas batallas, los desheredados ganan posiciones y empiezan a confinar a un grupo cada vez más pequeño de beneficiados en las principales ciudades de sus países. Después de cuatro años, los líderes de los dos bandos deciden pactar. La causa, tres mil millones de personas han muerto. Y los pocos recursos se desvanecen a una velocidad atroz. Tienen que encontrar una solución.
            Es imposible repartir los recursos, no son suficientes. Así que después de meses de idear una forma, un grupo de científicos da una solución pertinente. Es la única esperanza.  Es 2060.
            El mundo sólo puede mantener a mil millones, por lo que los otros seis mil perecerán a menos de que todos hagan un sacrificio. La única forma es despoblar al mundo. Para ello, todos deben luchar por la utopía. Durante una generación, la escasez será despiadada, pero la raza sobrevivirá. Veinte años en los que se restructurará el mundo. Los campos serán sembrados, los animales se reproducirán de forma lenta pero constante. Estará prohibida la cacería, el desperdicio y los recursos se racionalizarán hasta el exceso; sólo lo necesario para sobrevivir. La ley suprema: Ningún humano se podrá reproducir.
Después de veinte años, el mundo es habitable. Han construido ciudades sustentables y armónicas, aunque novecientos millones más han muerto durante el proceso, algunos de hambre, otros de inanición. Han sido veinte años de esclavitud generalizada para sobrevivir.
Ha llegado el momento de vivir en un mundo ideal. Todo está listo.
Durante veinte años se han acostumbrado a observar un cielo cambiante. El cielo sigue siendo azul; las nubes mutan con cotidianeidad. Una línea recorre el cielo. Durante los últimos diez años se ha ido tejiendo en torno a la tierra un anillo metálico. ¿La causa? Cinco mil millones de humanos no vivirán en la tierra. No viajarán a otros planetas, no existe la tecnología para ello, sino hibernarán en una máquina especial.
Diez años se tardaron en conseguir los materiales necesarios: acero de alta pureza, titanio y Kevlar. Diez años para construir un anillo geoestacionario de 84 kilómetros de largo por cincuenta metros de ancho, dividido en siete pisos de igual altura.
El piso superior contendrá los motores que mantendrán en funcionamiento a la máquina. El funcionamiento solar los hace autónomos de la tierra, sin embargo, en el extremo superior se encuentran las máquinas que regulan la presión subatmosférica, controla la temperatura corporal de las cabinas y administra el gas somnífero.
Los cinco pisos centrales contendrán a cinco mil millones. Cada humano hibernará durante quince años en una cabina individual, conectado a cables. Cables que florecerán de su cráneo, de su boca abierta, de sus pulmones. Los necesarios para respirar, alimentarse y no despertar. En esos años, los hibernales vivirán a partir de sueños modulados para generar sociedades modélicas.
Cada tres años, uno de los paneles, bajará a la tierra y los humanos que habitan la tierra ascenderán a la órbita geoestacional por uno de los tres pilares que une al piso inferior de la máquina con la tierra. Cada pilar de metal suministra, por medio de tubos en su interior, oxígeno y nutrientes para que la gente sobreviva en las cabinas. Además, la máquina tiene un dispositivo que funciona como elevador, donde la gente desciende al mundo y asciende a los paneles para sumergirse en el estado letárgico. El proceso de transportar a los mil millones de humanos tarda seis meses.
El primer problema que se plantearon fue la ubicación de los pilares. Los países dominantes ocasionaron la Gran Guerra, por lo que quedaron descartados. Necesitaban países ubicados en diferentes continentes, y con características espaciales definidas: arriba del Ecuador, con amplia gama de recursos naturales y que sus habitantes representaran la hegemonía cultural (religiosa y lingüística). Por ello, decidieron que en Asia fuera Corea del sur; en África, Tanzania, y en América, México. En cada uno de los países, cuando transcurrían los tres años, se ajustaba la maquinaria para que las cabinas bajaran. Si alguno de los pilares no era accionado, las cabinas permanecerían inmóviles en el espacio.
Durante ese ternario, mil millones de humanos vivirán en la tierra. Cada uno desempeñará una función durante dos años y medio. Los últimos seis meses podrán viajar a cualquier parte del mundo. Todos vacacionaran a la vez, pues los medios de transporte tradicionales (barcos, aviones y automóviles), fueron utilizados como medio para la guerra, por lo que son destruidos y en su lugar se construye un monorriel eléctrico que recorre el mundo a velocidad sónica. El problema es que tarda tres años en recargarse. El recorrido final lleva a los humanos a las cabinas, donde dormirán.
Los sueños son acordes a la edad del soñante, el inconsciente reúne el material que recabó durante tres años en la tierra y lo une a mensajes que la maquinaria cifra de acuerdo a las características que eligieron para ellos. De esa forma, prosiguen su vida a través de sueños. Sueños ininterrumpidos que duran quince años. Los sueños están estructurados en tres etapas.
En la primera, se reproducen los momentos más importantes del tiempo pasado. No sólo bajo la máxima de recordar es vivir, sino que mientras recuerdan, la máquina registra la información para conformar los siguientes sueños, que serán mezclados con discursos que les brindan las pautas emotivas y morales para vivir de forma armónica en la tierra.
En la segunda etapa, los sueños se mezclan con elementos educativos. Durante inco años soñarán con trabajos y funciones, para que aprendan y perfeccionen el oficio que desempeñarán en esos tres años.
Por último, se generan recuerdos y memorias de quince años de vida, para que cuando el soñante baje a la tierra sienta que ha vivido esos quince años. Aunque el lugar que ocupan los habitantes es elegido de forma azarosa, y las relaciones filiales se diluyen, en sueños se fomentan los vínculos emotivos que entabló en la tierra.
En la tierra nadie cuenta sus sueños completos, sólo partes intrascendentes. Dentro de los sueños se ocultan secretos y miedos, decisiones y deseos. Así como habilidades que ostentan.
La máquina no sólo es un aparato complejo, sino autónomo. No necesita mantenimiento periódico y los motores trabajan con luz solar. Solo en un aspecto aún la controlan los humanos. Los dirigentes decidieron que un grupo no abandonara la tierra, y controlara de forma manual el dispositivo que hacía funcionar la máquina. El automatismo tecnológico podría tener fallas catastróficas y la humanidad no podría correr ese riesgo. Cada guardián viviría en uno de los países sedes y para salvaguardar este orden, no se conocerían entre sí, pero compartirían un código personal que legan a su primogénito, así como el conocimiento de la máquina y la obligación de dedicarse a ello. Para que la gente no los reconociera, vivirían en las ciudades ocultándose en una labora ancestral. Esos tres elegidos fueron conocidos como los libreros.
Durante los siguientes tres años, la tierra se despuebla. Cinco mil millones abandonan sus países, y los mil millones restantes se quedan con la consigna de, durante los siguientes tres años, mantener el orden establecido. Así ha sobrevivido la humanidad por tres generaciones. La época en que la gente vivía despierta la mayor parte de su vida es vista con nostalgia y lejanía. De esa época no quedan más que recuerdos ajenos, pues la primera generación de la máquina ha desaparecido. Algunas veces en el espacio, encerradas en cabinas como ataúd, pero casi siempre en la tierra. A los ancianos y enfermos terminales los dejan morir despiertos. En una amplia soledad de desposeídos, recuerdan a sus familiares y amigos que no verán, mientras aquéllos crecen en una vida alterna. Los niños se convierten en adultos dentro de cabinas acuosas; los adultos pierden movilidad y pelo. Sólo los moribundos, los infantes y las madres embarazadas pueden permanecer en tierra, para que la vida y la muerte se concreten al aire libre. Sólo unos elegidos pueden ser padres y puede permanecer durante dos ciclos en la tierra para educar a los niños. Cuando el periodo se cumple, los padres abandonan la tierra y tienen la opción de decidir si los niños abandonan la tierra con ellos o viven con azarosos visitantes que fungen como tutores por el siguiente ciclo pero que nunca volverán a ver. En la tierra existen niños de entre dos y ocho años. Hasta que son embarcados y durante los siguientes quince años levitarán en inconsciencia, padeciendo su adolescencia en duermevela. Cuando regresen de dieciocho a veinticinco años, convivirán con sus padres o con los tutores que los acompañaron en su tercer periodo en tierra.
Durante un siglo no ha existido una variación poblacional. Todos están seguros que el mundo puede contener a seis mil millones de humanos, pero sólo de forma itinerante. Por ello, determinan la cantidad de nacimientos de acuerdo a la tasa de defunción. Y, sobre esa base, escogen a las personas que podrán reproducirse. Durante el sueño, plantean el deseo de ser padres, así como a los demás les inhiben esa posibilidad por medio de traumas inconscientes. Los sueños y pesadillas impiden que la gente se reproduzca con fruición.
En 2153 se cumplen cien años de que la Guerra Civil estalló. Durante un año, el mundo celebra el nuevo orden: los humanos viven en armonía, en un mundo igualitario, sin guerras intestinas ni conflictos internacionales; la naturaleza restaurada convive paradisíaca, y la máquina funciona a la perfección. Todo parece ser perfecto, excepto que la utopía es fallida. Es cierto que la gente no recuerda los tiempos de carestía pero tampoco ha creado lazos emocionales duraderos; en tres años tienen que entablar los lazos que los orientaran en su vida nocturna. Y sólo podrán repetir este ciclo, cuatro o cinco ocasiones. Ello ha causado cierto descontento entre algunos habitantes y temor en otros. Pero saben que es la única forma. El gran sacrificio para subsistir como especie.
El mundo continúa. Treinta y tres veces desciende la cabina. Hasta que en 2181, Santiago, hombre de 30 años, abandona la máquina por primera vez.
Recibe un paquete, donde le indican el lugar donde vivirá, el trabajo que tendrá y una identificación que le otorga beneficios sociales y obligaciones. Se sube al tren elevado y aunque la luz le molesta, observa las montañas que rodean la ciudad de México, los lagos que dividen las calles y en minutos se encuentra en una pequeña colonia. Baja del tren y camina a una casa que destaca. Entra y recuerda, cuando vivió ahí de niño. En la sala están dos seres envejecidos -fueron sus tutores hace quince años- lo observan con la curiosidad de un extraño. Es momento de vivir la realidad.
Santiago es escritor. Tiene mente ágil, creativa.



martes, 20 de mayo de 2014

Vista de la tierra a ritmo de Pink Floyd

Una joya visual y auditiva. Con imágenes de la agencia espacial, este video es musicalizado con el "Division Bell".
Espero lo disfruten

martes, 13 de mayo de 2014

Proyecto Nostalgia de vuelo

NOSTALGIA DE VUELO
David Núñez Ruiz


El 24 de diciembre de 1968, a bordo del Apolo 8, el coronel Frank Borman tomó la cámara y apuntó a la tierra. Detrás de la luna gris cráter, retrató mares y continentes en una imagen inaugural, nubes y tornados en un parpadeo y trastocó un mundo que desconocía. A partir de esa fotografía, que comprobaba que no sólo no éramos el centro del universo sino un acuario del tamaño de una canica, se creó un efecto de perspectiva que transformó al humano. Esta novela trata de ciertos personajes que comparten la pecera y el deseo nostálgico por viajar al espacio; todo bajo la premisa de que sólo la literatura nos permite concretar anhelos.
Dante Alighieri determinó que es imposible no escribir de uno mismo cuando se narra. Concuerdo. Desde niño, mi sueño era ser astronauta. Sé que es un deseo común, pero en verdad quería serlo. Leí libros de ciencia ficción y vi todo tipo de películas –principalmente influido por “The Right Stuff”, basado en el libro homónimo de Tom Wolfe- hasta que en secundaria me di cuenta que era imposible que viajara al espacio por dos razones: la primera, constatar que se necesitaban demasiados números y yo era pésimo en quebrados; el siguiente bandazo consistió en que para entrar a la NASA debía tener nacionalidad estadounidense, así que mi sueño terminaba en Tijuana. Ese año decidí que quería ser escritor, porque la única forma de cumplir mi sueño sería a través de la imaginación. Si, tenía 13 años y era ingenuo.
Después de escribir un libro de cuentos, ensayos sobre el proceso de creación narrativa, dos novelas, una guardada en un cajón, con llave, y una hipernovela, en posproducción digital; decidí que era el momento (mucho antes del boom que generó Gravity) de contar esta historia sobre el viaje a la luna.
Al principio, Nostalgia de vuelo no era una idea concreta sino la forma de complacer al niño frustrado. En un inicio creí que sería un relato, por lo que a finales de 2012, escribí 50 cuartillas con el título de “Estudios para un cuento de ciencia ficción /ó/ 28 formas de observar una luna rusa”. El argumento versaba sobre el viaje a la luna y un apocalipsis nuclear. Al concluirlo, me di cuenta que era tema para una novela.
Partí de que la novela sería realista y no cienciaficcional, así que empecé por lo que primero me atrapaba, el viaje a la luna y un título: Nostalgia de vuelo.
Durante miles de años hemos levantado la mirada, cada noche, para ver la misma luna, y siempre hemos sentido nostalgia y necesidad no de capturarla sino alcanzarla. Por ello, la mayor nostalgia se genera no al sentirla demasiado lejos, como todos, sino volar hasta sentirla tan cerca sin poder apresarla. Hay dos grupos que lo han compartido: los astronautas que llegaron a la luna pero no descendieron y los ingenieros que crearon los cohetes pero nunca viajaron. Sobre ello estructuré la historia.
Como debía ramificar la trama, empecé a investigar la historia espacial estadounidense y soviética, a reestructurarla. Me interesaron en especial dos historias.
La del Apolo 8, los primeros humanos en llegar a la luna, rodearla, tomar imágenes de la tierra y, después de sólo un día orbitar, regresan con la nostalgia de no poder alcanzarla. Uno mantiene la esperanza de alunizar, Jim Lovell, el comandante que tuvo que abortar la misión del Apolo 13 y, como reza su autobiografía, perdió la luna.
Me gustó este relato porque, además de perder la luna, transformaron la tierra. A partir de esa imagen terrestre, la gente se preocupó por el planeta, sus habitantes, y percibió su insignificancia. Este efecto de perspectiva, según algunos filósofos, transformó al humano, generó la posmodernidad, la ecología y la noción social de que la gente se preocupara por el planeta y sus habitantes; lo han llamado el “overview effect”.
Consciente de que las narraciones sobre viajes hacia la luna se han centrado en el despegue y el alunizaje, determiné contar la acción de acuerdo a su temporalidad vivencial, es decir, relatar los tres días rutinarios de los cosmonautas por el espacio, centrarme en el viaje y no en la acción conquistadora de plasmar una huella selenita.
Ante ello, necesitaba una subtrama que rivalizara con el viaje, para que la historia no fuera plana. Al investigar la historia espacial soviética descubrí la historia del Diseñador Jefe y noté que cumplía con los requisitos dramáticos.
Su nombre era Sergei Korolev, transformó el siglo veinte y casi nadie lo conoce. Ideó los misiles que amedrentaron a Occidente y sentó las bases de la carrera espacial: construyó el primer cohete espacial y obtuvo éxitos memorables, desde el primer hombre en el espacio, Yuri Gagarin, hasta fotografiar el lado oscuro de la luna, que le dieron la primicia a la carrera espacial soviética sobre la estadunidense; hasta su muerte temprana. Este hombre no sólo es el padre de la aeronaútica actual, sino un hombre que soñó con alcanzar la luna y nunca materializó su deseo.
Además de ese elemento unificador, su historia cautiva. Después de construir el primer cohete de propulsión, Stalin lo encierra por una década en un Gulag siberiano y en un campo de trabajos forzosos. Cuando se dan cuenta de su valía, lo liberan para que construya misiles y cohetes pero lo reprimen. Ante el miedo comunista de que los Estados Unidos lo secuestre, impidieron que fuera reconocido. Ni siquiera su familia conocía su labor en la carrera espacial y en 1958, cuando su éxito con el Sputnik le valió el premio Nobel, el régimen de Nikita Kruschev impidió que lo recibiera. Lamentablemente, en 1966, Sergei Korolev murió por padecimientos adquiridos durante su reclusión y el gobierno soviético canceló la carrera espacial.
Estas dos historias que cuento de forma alternada versan sobre el primer elemento de esta novela: la nostalgia de la luna.
El segundo punto del que trata esta novela es del fracaso de nuestra generación: nos prometieron mucho y hemos obtenido poco. En un mensaje de twitter, Buzz Aldrin, el segundo hombre en pisar la luna, aclaró que para 2010, “me prometieron colonias en marte, en vez de eso tengo Facebook”. En los años de mi infancia, aseguraron que para el 2015 habría autopistas celestes, patinetas que volarían, ciudades autosustentables y la desigualdad sería menos alarmante. Nos engañaron. Pero, lo más terrible, nos anunciaron que podríamos concretar dos ideales, esenciales para nuestra individualidad e inalcanzables: vivir de lo que nos apasiona y encontrar el amor absoluto. De esa decepción también trata esta novela.
            De la lucha por conseguirlo y la insatisfacción se deriva la tercera historia, la que une las dos historias deshilvanadas (la historia espacial estadounidense con el Apolo 8 y la rusa, con Serguei Korolev). Matías es un escritor que no escribe y estructura su vida a partir de las novelas que planea pero nunca conforma. Al llegar a los treinta años y, a partir de la muerte de su madre, decide desarrollar su novela sobre el viaje a la luna: una ucronía ciencia-ficcional sobre qué hubiera pasado si en 1974, en vez de que con Leonid Brezhnev la guerra fría se tranquilizara, los comunistas continuaran con la carrera espacial y la paranoia se acrecentara en los Estados Unidos, desatando la guerra nuclear. Con el fin de vivir experiencias cercanas a las que describirá, Matías entra a trabajar a un acuario y conoce a Regina, quien lo cautiva. Mientras conforma las fases del proceso creativo de su novela, Matías desarrolla una relación amorosa con Regina, entabla un vínculo filial con su padre y disfruta la vida en el acuario. Un día, se da cuenta que ella no es la mujer ideal y busca el amor perfecto con la sospecha en contra de que todas las mujeres, por azar o destino, mientras no las conozca, pueden ser la indicada, Cuando Matías se da cuenta de que el amor absoluto no existe, imposibilidad a la par de alcanzar la luna, decide abandonar el acuario y dedicarse a escribir su novela.
            A diferencia de otras novelas que versan sobre el proceso narrativo, Nostalgia de vuelo no trata sobre el proceso de escritura o el bloque creativo, sino sobre el armado de la novela. En el proceso en que Matías encuentra la idea, conforma la trama, define los personajes y concreta la estructura y el estilo, se suceden las otras dos subtramas como investigación histórica para construir sus personajes e historias ficticias; de tal forma de que cuando Matías decide escribir, los lectores ya conocen todos los materiales sobre los que se basará para inventar su historia ficticia y ellos podrán conformar su relato.
Es decir, estructuralmente utilizo la forma de cajas chinas[1], donde en el primer nivel Matías conforma una trama y genera un proceso creativo previo a la escritura que contiene las otras narraciones en torno al viaje lunar: la subtrama de Korolev y la del Apolo 8, como elementos históricos. Ello brinda cohesión y genera niveles narrativos vinculados que las convierten en algo más que historias engarzadas o en episodios alternados. Todos los personajes están interconectados, ya sea con detalles, de forma simbólicas hacia la novela de Matías o evocativas entre ellas.
Una vez definida la trama y los personajes tenía que encontrar el sentido final de la novela, el proceso que deseo generar en la lectura.
Creo que todos los lectores cada vez que recrean un libro que les gusta desearían haberlo escrito y ser más que intérpretes. He ahí el éxito de la propuestas posmodernas, como la de Calvino o Cortázar, en las que el lector es partícipe de la concreción narrativa. Bajo ese legado, esta novela no busca reinventar realidades sino que el lector habite la novela.
Cuando ideé Nostalgia de vuelo, lo segundo que planteé -después de poder satisfacer mi obsesión frustrada- fue cómo generar en el designatario la posibilidad de ser un artífice y no sólo un receptor. La forma que encontré es plantar los elementos durante la narración para que en la lectura se concrete el proceso de creación de una novela, en este caso, la de Matías. Partiendo de la idea que determinó Salvador Elizondo: “la verdad de una novela es siempre la lucha que el escritor entabla consigo mismo; con ese y eso que está creando. La composición es simplemente la confusión de las palabras y los hechos”. Al desarrollar las fases del proceso creativo, que van desde idear la trama hasta la investigación, el lector obtiene los elementos que conforman la novela y su proceso con lo que al finalizar puedan reescribir su propia historia, por ello Nostalgia de vuelo es una obra abismada.
El proceso de creación narrativo es un tema sobre el que he reflexionado durante varios años. Desde que decidí dedicarme a las letras me di cuenta que lo que más me interesaba era conocer el proceso creativo de mis autores favoritos, no sus temas, símbolos ni influencias, sino el camino que transitaron para convertir el papel blanco en la obra maestra que me apasionaba, con envidia. Escribí mi tesis de licenciatura y de maestría sobre esta idea, estudiar la obra no desde el texto en sí mismo sino como creación actualizada en escritura, lo que permite dilucidar los mecanismos que gestan una obra. Ello me permitió conformar esta novela.
Además de sublimar mi deseo de ir a la luna y de buscar concretar la creación en la lectura, la literatura me permite materializar ilusiones en esta realidad tangible.
Las razones por la que un hombre decide escribir varían con cada creador: García Márquez aclara que escribe para que sus amigos lo quieran o, Clarice Lispector, determinaba que “escribir es intentar entender, es procurar reproducir lo irreproducible, es sentir hasta el final el sentimiento que se quedaría en algo solamente vago y sofocante”. Para mí, la razón es clara: la literatura me brinda la oportunidad de concretar anhelos y obsesiones.
Durante el 2013, me dediqué a una de las labores más divertidas de la creación: investigar sobre el viaje a la luna; en dos senderos, vivencial y a través de la lectura. Como Flaubert, creo que uno no puede escribir de lo que no conoce.
Escribir una novela realista sobre el viaje espacial conlleva reglas diferentes, o al menos de esa forma justifiqué los dos viajes que hice, uno al Centro Espacial Kennedy, en Orlando, el lugar del que despegaban los cohetes rumbo al espacio, y uno más a White Sands en Nuevo México, desierto donde probaban los cohetes y llevaban a los astronautas a caminar sobre las dunas blancas, para que se adaptaran al paisaje lunar.
En 2013, completé la investigación sobre el viaje a la luna, el programa Apolo y el soviético, analicé más libros, documentales y películas de las que en un principio creí que existían, y decidí seguir el entrenamiento de un astronauta. Por una parte me subí a los juegos mecánicos que sólo me revolvieron el estómago, e intenté experimentos de resistencia que provocaron dolores de cabeza. No era suficiente, por lo que entré a un curso intensivo de buceo, tres veces a la semana durante ocho meses, y buceé en mar abierto, en cavernas y cenotes, para conocer la gravedad cero, económicamente más accesible, y caminar en un espacio extraño.
            Nostalgia de vuelo cubre mis obsesiones y se encamina en mi búsqueda estilística. Por ello, desde hace cuatro meses empecé a escribir esta novela. He escrito los primeros tres capítulos y seguiré avanzando y puliéndola. En la muestra de obra, adjunto 31 páginas en primera versión de un capítulo intermedio. Aún faltan las 3 o 4 versiones, y revisiones, que todo escrito necesita. No adjunto otros textos porque esta novela representa mi búsqueda estética, actual.
Aunque haya empezado, siempre los apoyos ayudan a materializar las obsesiones con mayor eficacia. Obtener una beca genera beneficios: una institución avala tu profesión; la asesoría literaria, siguiendo el consejo que dicta Antonio Alatorre en Ensayos sobre crítica literaria, “Todos, en mayor o menor medida, nos apoyamos en otros más expertos que nosotros, en hombres que han leído más, o que han desarrollado mejor el difícil hábito de pensar”; además del tiempo que otorga el apoyo.
Concuerdo con el teórico Percy Lubbock en que la única ley del novelista es ser consistente con algún plan, de seguir el principio que haya adaptado. Por ello, creo en la planeación arquitectónica de la novela. Tengo una escaleta capitular y si desean leer avances mayores que los que adjunto a este proyecto, los invito a seguir este blog


[1] Vargas Llosa define a las cajas chinas o matrioskas en Cartas a un joven novelista: “Cada historia contiene otra historia […], las historias quedan articuladas dentro de un sistema en el que el todo se enriquece con la suma de las partes y en las que cada parte –cada historia particular- es enriquecida también (al menos afectada) por su carácter dependiente o generador respecto de las otras historias.”

jueves, 8 de mayo de 2014

En vivo y en HD, una vista desde la Estación Espacial Internacional.


En vivo y en HD, una vista desde la Estación Espacial Internacional.
Recomendaciones:
1.- Amplía la pantalla, siéntate cómodo y disfruta una vista ejemplar de nuestro planeta.
2.- Prepárate para el efecto colateral. Estos videos generan la sensación de insignificancia, somos demasiado pequeños ante el "overview effect"
3.- Si quieres más información de la EEI: http://www.estacionespacial.com/
4.- Deja de leer esto y ve Estación Espacial Internacional en vivo

jueves, 1 de mayo de 2014